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Historia de Huehuetenango

  • Jorge Castillo
  • Aug 16, 2016
  • 6 min read

DE CHINABAJUL A HUEHUETENANGO

La ciudad de Huehuetenango ocupa el sitio de la antigua población indígena que se conoció como Chinabajul (entre barrancos). Así figura, por ejemplo, en la relación Guerras comunes de k'iche's y kaqchikeles, del año 1554.

Huehuetenango fué quizás la población más importante del área mam. De acuerdo con varios autores, su nombre original era Chinabajul y era la capital del señorío de los mames del norte. La investigación arqueológica ha demostrado que el área de Zaculeu (que en K'iche significa tierra blanca y está situada a pocos kilómetros de la cabecera) estuvo ocupada desde el período clásico temprano (entre 300 y 500 de la era cristiana). Chinabajul y Zaculeu fueron el centro político y religioso más importante de el área mam y cayó bajo el dominio k'iche a principios del siglo XV, cuando este pueblo alcanzó su máximo poderío durante los reinados de Gucumatz y su hijo Quicab el grande.

Zaculeu

En julio de 1.525, luego de la toma de Gumarcaj y la fundación de Santiago de Guatemala, una fuerza de 40 jinetes, 80 soldados de infantería y dos mil auxiliares mexicanos y k'iches, al mando de Gonzalo de Alvarado, puso sitio a la fortaleza de Zaculeu, donde se refugiaron los guerreros huehuetecos dirigidos por Kaibil Balán, luego de la toma de Mazatenango (la actual aldea de San Lorenzo) y Malacatán, hoy Malacatancito. Unos seis mil guerreros, incluyendo gente de Cuilco e Ixtahacán, resistieron un asedio de mes y medio, en cuyo lapso fue derrotada una fuerza de recate proveniente de la sierra (Todos Santos, San Martín, Santiago Chimaltenango y San Juan Atitán).

Luego de la caída de Zaculeu, los españoles establecieron su dominio sobre la zona de los cuchumatanes. Huehuetenango fue otorgado en encomienda al conquistador Juan de Espinar, quien disfrutó de esta prevenda entre 1.525 y 1.562.

A finales de la década de 1.540, los misioneros dominicos redujeron en pueblos a los indígenas que vivían dispersos, para facilitar la evangelización y el control. De acuerdo con el cronista Fray Antonio de Remesal, entre los poblados reducidos en esos años se encuentra Huehuetenango. Durante la colonia, Huehuetenango formó parte del corregimiento y después alcaldía mayor de Totonicapán y estuvo indistintamente en los dos pueblos, hasta 1.732, cuando el alcalde mayor residió permanentemente en Totonicapán.

El primer corregidor de la jurisdicción nombrado en 1.579, fue Francisco Díaz del Castillo, hijo del célebre cronista Bernal Díaz del Castillo. Alrededor de 1.580, los religiosos de la orden de la merced sustituyeron a los dominicos en la tención de la parroquias del noroccidente, entre ellas Huehuetenango, permaneciendo ahí hasta finales del siglo XVIII.

Cuando en 1.770 el arzobispo Pedro Cortés y Larraz realizó su visita pastoral a la parroquia de Huehuetenango tenía una población de cinco mil 49 habitantes, de los cuales 916 vivían en el pueblo de Huehuetenango y el resto en sus pueblos anexos San Lorenzo, San Sebastián Huehuetenango, Santa Isabel, San Juan Atitán, Santiago Chimaltenango, San Pedro Necta y Santo Domingo. El más poblado era San Sebastián, con 1384 habitantes.

Desde el punto de vista económico, durante el período colonial, tuvo mayor importancia la población de Chiantla, por las minas y la crianza de ovejas en las haciendas de los altos. Sin embargo, en Huehuetenango se desarrolló una importante actividad de tejido, gracias a la lana de Chiantla.

En Septiembre de 1821, por el contacto que se tenía con Chiapas, México, y sin conocer los sucesos del 15 de Septiembre en Guatemala, la Municipalidad de Huehuetenango, en sesión del día 20 declaró que Huehuetenango queda independiente de España y que permanecía unido a Guatemala , a condición que "esta abrace el partido de la independencia".Encabezaban la municipalidad los señores Juan Manuel Recinos y Manuel Mendoza, alcaldes primero y segundo, respectivamente. Por decreto de la Asamblea Constituyente del 12 de Noviembre de 1.825, a Huehuetenango le fue otorgado el título de Villa. Por decreto del 8 de Mayo de 1.866 fue creado el Departamento de Huehuetenango. La cabecera fue elevada a la categoría de ciudad el 23 de noviembre de 1.886.

Gobernación Departamental

Por unos pocos años, entre 1.881 y 1.885, la cabecera fue trasladada a Chiantla, debido al odio que tenía a Huehuetenango el tristemente célebre jefe político Evaristo Cajas, quien cometió toda clase de atropellos contra los huehuetecos, amparándose en su condición de pariente político del general Justo Rufino Barrios.

Finalmente cabe destacar que en 1.865 se introdujo por primera vez un caudal de agua por acueducto a la población de Huehuetenango y que en 1.910 fue inaugurado el Hospital Nacional, construído con un legado de la señora Margarita Avila y los fondos recaudados por la sociedad de Beneficiencia El Amparo, fundada en 1.901 a iniciativa del doctor Urbano Polanco y el profesor Celso Herrera. Fue hasta 1.950 que se estableció el Instituto Normal Mixto. En ese mismo año inició actividades el Colegio de niñas La Sagrada Familia, lo cual es indicador del abandono que padeció el departamento en materia educativa. No obstante en 1.893 ya contaba con presidio.

Leyenda del origen de los pueblos Cada poblado de Huehuetenango tiene su propia imprenta histórica. Así, en San Gaspar Ixchil se cuenta, entre los ancianos, que en aquel tiempo San Gaspar vino a pasear a los parajes en donde se encuentra actualmente el pueblo. Al ver todo tan hermoso, se puso a pescar en el río Cuilco; entonces observó que el mismo traía semillas de chile. San Gaspar las tomó, las sembró y cosechó buen chile, por lo que el santo ya no regresó a Chiapas (México), de donde había venido y se quedó a vivir en este lugar. Los habitantes del lugar le construyeron una iglesia y San Gaspar siguió sembrando chile. Desde entonces ese pueblo se llama San Gaspar Ixchil, "lugar donde nace el chile", ya que ix significa chile en idioma mam. Variantes de esta leyenda se repiten en Chiantla, La Libertad, San Sebastián Huehuetenango y San Juan Ixcoy. Los otros tipos de leyendas de la región se refieren a narraciones sobre el origen del maíz y de los dueños de los cerros y las montañas. Cuento de tradición oral Dentro de la tradición oral huehueteca abundan los cuentos de animales, algunos de antigua raíz europea y otros de raigambre maya, con ecos prehispánicos. Es así que aparece en Cuilco y San Pedro Necta los cuentos del conejo y el zorro, en donde el conejo siempre juega de listo frente al zorro, que es el ser ingenuo. En Malacatancito y Jacaltenango, se narra el cuento de un mono que se quema los ojos por robar las joyas de la iglesia. En Barillas se narra el caso del hombre haragán que es convertido en zopilote, "por no trabajar las milpas". En San ta Ana Huista y Santa Bárbara, se escuchan cuentos de animales de corral, como la mujer que se hizo rica con el huevo de una chompipa, el cual resultó ser de oro.

En La Libertad y Chiantla, se cuenta que había un huérfano que fue recogido por un hombre rico, quien resultó ser el dueño del cerro. El huérfano escarbaba las riquezas del señor y al destapar un cofre, salió una gran nube de humo que el dueño del cerro vio desde lejos. Regresó y castigó al huérfano por abrir sus cofres y lo echó de la casa. Dicen los Aj Yol de San Rafael Pétzal, que "el huérfano fue castigado por tocar las cosas que no le pertenecían".

Uno de los cuentos tradicionales más hermosos de Huehuetenango es el del colibrí ,que se narra en San Pedro Necta, Soloma y Concepción. Dicen que había una "patoja chula" que se sentaba en el patio de su casa con su telar de cintura a tejer. Un joven se enamoró de ella, pero no podía entrar a la casa porque el papá "era muy bravo", entonces el patojo se convirtió en colibrí; y fue así como la joven se fijó en los ojos del animal, se enamoró de él, y ya no tejía su huipil. La patoja agarró el colibrí y lo puso en una jaula, pero éste no se estaba quieto, por lo que se lo llevó a su tapexco. El colibrí se convirtió en hombre, enamoró a la mujer y se la robó. Los padres los persiguieron, pero entonces el patojo se convirtió otra vez en colibrí y se introdujo en el huipil que ella tejía y ya no salió de ahí. Por eso es que todas las mujeres jóvenes de Huehuetenango hacen colibríes en sus huipiles, para esperar al novio que algún día vendrá a sus vidas. Otras formas literarias de Huehuetenango, son los cuentos de Pedro Tecomate, que es una variante huehueteca de Pedro Urdemales, así como otros bandidos maravillosos como Juan Ixcot de Todos Santos Cuchumatán, que cuida los caminos y se aparece a los hombres "que tienen malas intenciones" con las mujeres. Las leyendas animísticas de aparecidos y ánimas en pena, también están presentes en Huehuetenango. Variantes de el Duende, el Tzipitío, la Llorona y la Tatuana, se escuchan en San Gaspar Ixchil, San Rafael La Independecia y especialmente en la cabecera departamental. También se escuchan romances, romancillos, antiguas coplas y décimas, en particular en San Juan Ixcoy. La vastedad del territorio, las ceremonias sociales y el proceso histórico, hacen de Huehuetenango uno de los departamentos más ricos en tradiciones orales sincretizadas que guardan una relación directa con la ancestral cultura maya.

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